¿Un vínculo especial? Los cuatro se llaman Diego Huberman. No son familiares y se conocieron gracias a las redes sociales. Tienen casi la misma edad. Tres viven en Buenos Aires y uno en Córdoba. Hay otro en Chile, pero no quiere saber nada de formar parte del grupo.
Sospecharon de la situación cuando empezaron a suceder cosas extrañas. A uno lo felicitaban por un libro que jamás había escrito, a otro le reprochan cosas del pasado de las que no se acordaba, y así.
+VIDEO: La historia de cuatro amigos que se llaman igual:
El “Diego Huberman cordobés” recibió en su casa a Seguimos en El Doce y contó la particular historia. “Se fue dando con el tiempo y llegamos a ser cuatro Diego Huberman en Argentina y uno en Chile que no es amigo ni pretende serlo. Por lo pronto nos juntamos con los argentinos”, relató.
En ese sentido, explicó entre risas que el trasandino no quiere saber nada con ellos: “Es cantante y anda con la guitarra por todos lados. Cuando le escribí me respondió 'muchas gracias pero no me interesa'”.
Dos periodistas, un ingeniero y un odontólogo. Tienen un grupo de Whatsapp que se llama “Juan Pérez” porque a entender de los muchachos “Diego Huberman es un nombre muy común”.
+MIRÁ MÁS: Un profesor enfureció y grabó un mensaje por alumnos que no saben sumar ni restar
Hace un tiempo, los cuatro se reencontraron en el bodegón El Ferroviario del barrio de Liniers de la Ciudad de Buenos Aires. Una mujer que vendía fotos se acercó para sacarles una y les preguntó por qué se habían reunido, pero cuando le contaron no les creyó y todos tuvieron que mostrarle sus documentos: “Nos dijo que nunca le había pasado algo así y nos regaló la foto”.
Cómo empezó todo
Según comentó Diego Huberman de Córdoba, el primer contacto con otro Diego fue en los inicios de Internet: “Puse mi nombre en Google y apareció uno de ellos con una dirección de email y le mandé uno”. Hablaron un tiempo y se cortó la comunicación.
“Después de un tiempo participé de un taller literario y alguien de ahí me llamó para felicitarme por un libro. Le pregunté de qué libro se trataba porque yo no había escrito nada”, sostuvo. Se dio cuenta que había otro con la misma profesión de comunicador que él, pero en Buenos Aires.
Ya hablaban entre tres y el último en sumarse fue el odontólogo por pura casualidad: “Hago cuchillos y otro Diego Huberman se contactó conmigo para comprarme uno. Le conté que ya éramos cuatro como para juntarnos”. La historia siguió y la amistad creció. “Nos llevamos muy bien y somos muy parecidos. Realmente es una suerte habernos encontrado”, reflexionó el cordobés.