Siempre supimos de las bondades nutricionales de los huevos. Pero ahora, un estudio suma más puntos a este alimento, que puede comerse de mil formas y que aporta en su yema como en su clara proteínas, minerales y vitaminas.
Expertos de las Universidades de Washington, California, Maryland y San Francisco se unieron para realizar un estudio que confirma que los dos primeros años de vida son fundamentales para nuestro crecimiento y desarrollo, y que una mala nutrición conlleva graves problemas.
El estudio se basó en la premisa de que los huevos son una gran fuente de nutrientes que contribuyen al crecimiento y al desarrollo, y a partir de ahí plantearon la hipótesis de que si se incorporaban huevos en la alimentación de los niños, mejorarían su nutrición.
Para ello, el equipo de investigadores se dirigió a la provincia de Cotopaxi, en Ecuador, a donde se eligió a 160 niños de entre seis y nueve meses. Durante diez meses algunos comieron un huevo al día y otros no.
Lo que hicieron fue visitar los hogares una vez por semana, llevar los huevos y controlar su ingesta. Los resultados mostraron que los niños que habían comido un huevo al día habían crecido más.
"La introducción temprana de huevos mejora significativamente el crecimiento en niños pequeños. Generalmente accesibles a los grupos vulnerables, los huevos tienen el potencial de contribuir a los objetivos mundiales para reducir el retraso del crecimiento”, concluye el estudio.
Además, la autora principal, Lora Iannotti, detalló por qué el alimento se convierte en un excelente aliado para acabar con la malnutrición infantil: “Es muy asequible y accesible para las poblaciones que son especialmente vulnerables al hambre o la deficiencia nutricional. Los huevos contienen una combinación de nutrientes que creemos que es estupenda para niños pequeños con estómagos pequeños”.
Por supuesto que el huevo no es una solución mágica a este problema. Los especialistas insisten en que debe formar parte de una dieta variada y nunca darse antes de los cuatro meses de vida.