Pasquale Cozzolino es napolitano pero hace años se mudó a Estados Unidos. Tiene 39 años y mide casi dos metros de altura. Dice que siempre fue flaco, pero hace seis años, cuando llegó al país del norte buscando un futuro mejor y se tentó con la comida rápida, llegó a pesar 175 kilos.
Hamburguesas, papas fritas y gaseosas formaban parte de su dieta. Y fue en ese momento cuando se asustó y decidió hacer un cambio. "El médico me dijo que me iba a dar un infarto. Me dio miedo. Cuando volví a Nápoles, busqué a un nutricionista que trabaja con equipos de fútbol para que me diera una base científica. Y armé mi dieta con lo que yo comía antes", relató.
La comida chatarra fue reemplazada por desayuno de cereal integral, leche descremada y frutas, una colación de manzana a media mañana, una pizza de almuerzo y cena en base a la dieta mediterránea (carnes magras, abundante pescado, vegetales, legumbres y aceite de oliva). Las gaseosas, prohibidas. El vino tinto y unos sorbos de cerveza, permitidos. Todo esto acompañado de actividad física. Con esta dieta, afirmó, en menos de un año logró bajar 50 kilos. Sí: comiendo pizza todos los días.
Su experiencia terminó convertida en un exitoso libro, que ya lleva vendidos 65 mil ejemplares (por ahora solo disponible en Estados Unidos y en plataformas online). “Antes de editarlo, probaron la dieta con 100 personas. Y funcionó con las 100”, celebró el cocinero, que asegura que se puede hacer dieta incluyendo en el menú una de las comidas más ricas y tentadoras del mundo.
Pero Cozzolino se encarga también de propagar su método a través de las redes y su página web. Y en sus dos restaurantes de Nueva York llega cada vez más gente en busca de la "pizza del milagro", como también la bautizaron.
¿Cuál es la clave? El chef afirma que está en la receta de la pizza: “Lleva harina, levadura, agua y sal. No se le agrega ni azúcar ni ninguna materia grasa. Se pone más agua, para que lleve menos harina. Y el secreto es hacerla levar mucho, yo la hago levar hasta 72 horas. Tú también lo puedes hacer en tu casa, la pones a levar 24 horas en heladera. La divides en porciones, la congelas y cuando la vas a comer la sacás la noche anterior”, detalló.
Lo que lleva encima debe ser simple y magro: tomate fresco o de lata, sólo con un poco de sal marina y muzarella sin grasa. Se le pueden sumar verduras, pollo, pescado o cualquier ingrediente light.
Otro secreto es que se consuma al mediodía y explica el por qué: “Se necesitan 12 horas para digerir los carbohidratos complejos por la energía que te dan de largo término. Verás que te sientes lleno todo el día. Y cuando te levantas a la mañana, ¡nada más estimulante saber que te espera una pizza de almuerzo!”.