El sacerdote Pablo Daniel Alfonso no quiso darle el responso a Miguel Ángel Lione en la iglesia como es la costumbre del pueblo. En medio del escándalo, intentó calmar el reclamo y se ofreció para hacerlo solo en la sala velatoria pero en horario matinal.
Indignados, algunos familiares y amigos fueron personalmente a rogarle que cambie de actitud. Le pidieron entre lágrimas que les abra las puertas de la iglesia pero hizo oídos sordos. Se mantuvo firme en su postura. “Fue una falta de respeto. Tuvo una actitud soberbia”, le dijo Jorgelina, un familiar, al sitio Villa María Vivo.
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En el caso, intervino la Diócesis de Villa María. Este martes, los familiares de Lione se reunirán con el obispo porque además el cura de un pueblo vecino tampoco quiso ir a despedirlo. “No estoy disponible en ese horario”, fueron las respuestas de ambos religiosos.
Finalmente, los restos del vecino fallecido fueron despedidos por la intendenta Gabriela Nicolino y una vecina que encabezó el rezo del Rosario. “El cura no solo cerró la iglesia sino que también escondió el agua bendita. Fue un momento muy angustiante, de bronca de toda la comunidad”, contó Jorgelina.