De una noche de copas a una mañana de mimos. El plan de Emma Phillips y su pareja, Lee Miller, era perfecto para cualquier pareja de tortolitos. Pero algo salió mal. Muy mal.
Un juguete sexual, que habían comprado por 28 libras para ayudar a la pareja a tener mejores relaciones, simplemente desapareció. Sí: las siete pulgadas (18 centímetros) terminaron adentro de su cuerpo y los intentos para extraerlo fueron inútiles.
"Lo sentí vibrar encajado detrás de la cadera", dijo la joven madre de un hijo. "Después de una hora de tratar de sacarlo, sabíamos que íbamos a tener que ir al hospital". Y así fue: como ninguno de los dos podía manejar porque habían tomado alcohol, llamaron a la ambulancia. "El gestor de llamadas dijo 'dime exactamente qué problema es', así que tuve que decirle", contó.
A los cinco minutos, de acuerdo al diario británico Mirror, la ambulancia llegó y Emma viajó los 45 minutos sin poder sentarse. "El momento era tan surrealista que no sentí mucho dolor. Yo estaba en shock", escribió en Facebook, adonde ya sin vergüenza se decidió a contar su aventura que terminó con una cirugía.