Nicolás Cugiani dejó su profesión de publicista para encontrar un equilibrio en su vida. Fue así como se convirtió en constructor y dueño de la casa nido más extravagante del mundo. Si alguna vez lo soñaste cuando eras niño, sin dudas es de gran inspiración para hacerlo realidad.
Se fue al medio de la naturaleza que ofrece Potrero de Garay y eligió un enorme árbol, al que llamó Pedro, para abrazarlo y construir "El Nido" con materiales sustentables: madera, metal, telas y caña tacuara. Lo hizo todo con sus propias manos y mucha paciencia.
Para cumplir su sueño, vivió durante un año en carpa y en cinco meses logró fabricarla. Aunque los detalles le llevaron otro año. “Pedro es el árbol, el centro de toda la casa. La idea filosófica es abrazarnos a él como cambio de perspectiva”, detalló Nicolás en diálogo con Seguimos en El Doce.
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La casa del árbol mide 60 metros entre los tres niveles. Cuenta con instalación eléctrica y sanitaria, pero no con calefacción. Por el momento, su idea es de uso personal, pero es el prototipo para realizar construcciones en árboles y en sitios más tropicales.
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“Fue el comienzo de un camino de arrancar con una nueva etapa, de habitar aventuras en el mundo, hacer aventuras habitables”, reflexionó. Y agregó: “Mi desafío no es replicar esto en otros lugares, sino replicar el concepto de lo habitar distinto algo, del cambio de perspectiva”.
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