Jackson McKie, de ocho años, ingresó a un hospital de Canadá con un cuadro grave de salud. Desde hacía tiempo, sufría de hidrocefalia crónica y en su cerebro tenía un quiste, por lo que necesitaba urgente una válvula que regule el líquido cefalorraquídeo.
Ante esta situación que puso en alerta a su familia, el pequeño fue sometido a una peligrosa cirugía cerebral. Pero cuando encontró al quirófano, le hizo un tierno pedido al médico, Daniel McNeely: debía intervenir a su oso de peluche, porque estaba lastimado en una axila y necesitaba que lo cosieran.
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El doctor no dudó un segundo al ver cómo le brillaban los ojos a Jackson. Fue así como acudió a la ayuda de las enfermeras e inmediatamente recostó a este muñeco, le puso una mascarilla y manos a la obra. Utilizó algunos puntos de la operación para arreglar la “herida” del animalito.
“Un paciente me pidió si también podía arreglar a su osito de peluche justo antes de hacerlo dormir… ¿cómo podía negarme?”, escribió en Twitter. Finalmente, el niño se despertó con una enorme sonrisa y al ver a su oso curado, estalló de emoción. Ambos ya están fuera de peligro.