Diogo Machado, un joven brasileño de 24 años, se encontraba tomando unos tragos junto a sus amigos. Mientras el alcohol se iba apoderando de los actos del grupo, no tuvieron mejor idea que meterse en un grupo de Whatsapp y participar de una subasta. ¿Qué se remataba? Un caballo.
Como al principio no se ofertaban sumas considerables, el vecino de Dourados fue apostando cada vez más y llegó al tope de 520 reales. Al final del remate, nadie ofreció más dinero por el animal, por lo que el ganador del caballo era Diogo. Creyó que era una broma y siguió de fiesta con sus amistades.
Al otro día, además de la resaca por una noche agitada, se encontró con mensajes que indicaban que el caballo, llamado Alazão, efectivamente le pertenecía. "Estaba en estado de shock y mi madre me quería matar porque yo no recordaba lo que había pasado", declaró Machado en entrevista con el medio brasileño G1.
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Su madre lo reprendió por la disparatada compra, teniendo en cuenta una previa prohibición de llevar un perro Golden Retriever a su hogar. "No sé cuidar un perro, ¿cómo puedo cuidar un caballo?”, bromeó el joven sobre la insólita situación.
Sin embargo, fuera de los chistes, la realidad marcaba que Diogo era el dueño de Alazão y debía pagar por él. A partir de ahí, el joven empezó las gestiones para venderlo y conseguirle un hogar apropiado. Afortunadamente, logró recaudar la plata necesaria para pagar la subasta y pudo vender al animal.