"El huevo de un dinosaurio". Esto es lo que le dijo José a su mujer, Reina, sobre lo que había encontrado en un arroyo que estaba siendo dragado por la municipalidad y que pasa por un campo de la familia. Ocurrió el día de la Navidad en la ciudad de Carlos Spegazzini, en el partido de Ezeiza.
Al principio nadie tomó en serio al hombre, pero luego le creyeron. “Desde lejos pensé que era la goma de un coche, pero cuando empecé a cavar supuse que sería un huevo gigante de dinosaurio. Pero ahora me dijeron que tampoco es eso y que sería el caparazón de un animal antiguo”.
En realidad, lo que apareció sería el caparazón de un gliptodonte, un mamífero que vivió hace dos millones de años y se extinguió hace alrededor de 10 mil años. Es lo que aseguran los paleontólogos que se llegaron al lugar.
Laura Cruz, Paleontóloga e investigadora del CONICET explicó que es muy común que sean encontrados en la Argentina, principalmente en la provincia de Buenos Aires, La Pampa y en algunos lugares de Brasil. Además agregó que lo más prudente sería que no se toque más el caparazón: “Tiene miles de años de antigüedad, deberían ir las autoridades pertinentes para poder resguardarlo”, dijo y agregó que se debería estudiar el lugar para saber si vale la pena realizar excavaciones en la zona.
El Gliptodonte forma parte de la clase de mamíferos más grandes que existieron. Medía alrededor de 2 metros de largo y pesaba 1,4 toneladas. En la actualidad, las mulitas y los tatús carretas serían sus parientes lejanos.
Así eran los gliptodontes hace miles de años. ¡Mirá!