Se acercaba 1880 y tanto Córdoba como el país se veía atravesada por ideas políticas de expansión con una mirada, como referencia, a Europa.
El ámbito de la educación no era la excepción con la influencia de las ideas de Sarmiento. La escuela debía ser una experiencia transformadora, tanto para hombres como mujeres, donde se igualaran y formaran de manera obligatoria, gratuita y sin religión.
De aquí nace la idea de la Escuela Normal Superior Alejandro Carbó (aunque no fue su nombre original). Fue fundada en 1884 y la construcción de una manzana deslumbraba a los cordobeses por su tamaño y los detalles de su arquitectura.
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Bajo parámetros de trasformación de la época no es descabellado pensar a la escuela como un “palacio” donde la opulencia deslumbrara a cada alumno además de contar con diferentes experiencias para las materias de la curricula.
Es por eso que el Carbó cuenta con salón de actos, gabinete de física, gabinete de química, biblioteca, sala de educación física y hasta patios con especies de plantas para contemplar.
En los primeros años, el director y el casero vivieron adentro del colegio por lo que en el edificio se pueden encontrar indicios de dos hogares que funcionaron allí.
Cada pasillo deslumbra con las luces que ingresan de sus patios y la biblioteca, gabinete de física han pasado –con el paso del tiempo- a ser museos con elementos únicos de otra época.
Es por esto que en 2017 el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional. Entre los fundamentos de esta declaración se encuentra su carácter de testimonio de la arquitectura escolar de principios de siglo.