Anthony Howard-Crow es un coach nutricional que decidió exponer su propio cuerpo para poner en debate la verdadera importancia de la procedencia de las calorías. Convencido de que se puede adelgazar sin seleccionar detenidamente los alimentos, decidió pasar cien días comiendo sólo helado.
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"Quería demostrar que, en una dieta, la clave para perder peso es gastar más calorías de las que entran en tu cuerpo, independientemente de que estas procedan de pechuga de pollo a la plancha o de helado", afirmó el joven de 32 años, oriundo de Loveland, en Colorado.
Según él, para perder peso es más importante el conteo de calorías que la cantidad de carbohidratos, proteínas y grasas, o la frecuencia de comidas. Durante 100 días, consumió 2 mil calorías por jornada en helado, que complementaba con 500 calorías de algún producto con suplementos de proteína y alcohol de vez en cuando.
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En sus redes sociales, fue mostrando el progreso y, al finalizar el el período, su cuerpo perdió casi 15 kilos de peso. Además, le bajaron el colesterol malo y los triglicéridos.
Sin embargo, el balance final fue negativo. A mitad del experimento, Howard-Crow comenzó a sentir un terrible cansancio que lo obligó a dejar de entrenar. Además, sus niveles de testosterona bajaron, perdió masa muscular y el malhumor se adueñó de su personalidad.
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"Esta dieta fue, sin duda, la aventura más miserable que he emprendido", señaló el estadounidense para desaconsejar por completo el método.