Como Bonnie y Clyde, María Leticia Zapata y Matías Leonel Poberezny se apoyaron en su relación para romper la ley. Pero al igual que en el caso de los icónicos forajidos, finalmente no pudieron escapar de la Justicia.
Los delincuentes llamaron la atención de todos los medios de comunicación a mediados del año pasado, después de protagonizar una indignante estafa. En Misiones, la mujer jugó con la buena voluntad de la gente y organizó una falsa campaña solidaria para quedarse con más de 400 mil pesos.
Todo empezó con un posteo de redes de Zapata en el que aseguraba estar sufriendo un cáncer. “Hoy dolorosamente tengo que pedir una pequeña colaboración, por más mínima que sea para poder lograr el objetivo de juntar los 350 mil para poder continuar mí tratamiento oncológico en el Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires”, escribió.
+ MIRÁ MÁS: Un músico tocó el saxo mientras le extirpaban un tumor cerebral
Para darle verosimilitud a su relato, la mujer de 31 años hasta se afeitó la cabeza y rellenó la historia con muchos detalles. En una entrevista dijo que el supuesto tumor se había originado en su útero, que había sufrido metástasis y que ni los rayos ni la quimioterapia habían podido salvarla. Incluso agregó que tenía un hijo menor a cargo.
Sin embargo, compartió un falso certificado médico para tratar de legitimar su pedido. El mismo tenía la firma de una doctora de un hospital de Posadas, pero la oncóloga aseguró que ella no lo había realizado. Después se supo que la estafadora adulteró el documento.
Fuga y detención
La Policía acudió al domicilio de la pareja para detenerlos cuando ya era demasiado tarde. Habían vaciado sus cuentas y huído a Entre Ríos. Allí la Justicia les perdió el rastro.
Según se reconstruyó después, Zapata y Poberezny migraron de manera ilegal hacia Bolivia. En algún momento se quedaron sin fondos y cayeron en situación de calle, sobreviviendo como limpiavidrios.
En el extranjero intentaron otra gran mentira. Se ganaron la confianza de un empresario que se apiadó al verlos en un estado tan deplorable. El hombre hasta les abrió la puerta de su casa y los alojó.
La farsa se terminó cuando el hombre googleó los nombres de los dos argentinos. Al encontrar la historia, los denunció y las fuerzas de seguridad los enviaron a su país natal. No fue necesaria la extradición porque ambos entraron de manera clandestina al país limítrofe.
Condena
Durante el último año los delincuentes permanecieron bajo prisión. Para poder recuperar su libertad de forma inmediata, aceptaron un juicio abreviado luego que el defensor acordara con la fiscalía que la pena no sería de cumplimiento efectivo.
Esta semana la Justicia finalmente los condenó a tres años de prisión en suspenso.