Un jardinero envió la primera foto de un gusano chato, con cabeza de martillo que encontró mientras hacía su trabajo en su casa en París. Un semana más tarde, envió otra imagen.
El equipo de investigación del área de biodiversidad del Museo Nacional de Historia pensaron que era una burla: "Este hombre trae gusanos de sus viajes y finge que los encuentra en su jardín".
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De esta manera comenzaron una investigación y concluyeron que hace casi dos décadas ya el bipallium y el diversibipalium se han instalado en las ciudades francesas.
Se trata de gusanos gigantes que pueden llegar a un metro de extensión y que no pertenecen al medioambiente local, son carnívoros y amenazan el equilibrio de la vida en los suelos.
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El daño mayor que hacen estos gusanos es a la fauna de los suelos, y por ende a la agricultura y a los humanos.