En un caso nunca antes registrado a nivel mundial, científicos informaron en las últimas horas que hallaron un gusano vivo de 8 centímetros de largo en el cerebro de una mujer de Australia.
La "estructura en forma de cuerda" fue extraída del lóbulo frontal lesionado de la paciente durante una cirugía en la ciudad de Canberra. "Definitivamente no era lo que esperábamos. Todo el mundo quedó en shock", afirmó la médica que operó a la mujer.
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La paciente, de 64 años, se presentó en el hospital y provocó desconcierto. Tras una serie de estudios, los profesionales indicaron que tenía una "constelación inusual de síntomas": dolor de estómago, tos y sudores nocturnos, que evolucionaron hacia crecientes problemas de memoria y depresión.
Ingresó al establecimiento médico en enero de 2021 y, posteriormente, una exploración reveló "una lesión atípica en el lóbulo frontal derecho del cerebro". Pero la causa de su trastorno fue descubierta recién en julio del año pasado luego de una biopsia.
Los resultados del procedimiento descolocó a los médicos. Casi sin creerlo, comprobaron que la mujer tenía un gusano vivo en el cerebro. Según señalaron, el parásito rojo pudo haber estado vivo hasta por dos meses.
Detalles y espanto
Hari Priya Bandi, la neurocirujana que encontró el gusano, brindó detalles que causaron horror alrededor del mundo. "Hasta donde sabemos, este es también el primer caso que afecta al cerebro de cualquier especie de mamífero, humano o no", indicó.
“Pensé: ‘¿Qué es esto? No tiene ningún sentido. Pero está vivo y se mueve. Continuó moviéndose con vigor. Todos nos sentimos un poco asqueados", continuó en una entrevista al diario The Canberra Times.
La criatura era la larva de un gusano redondo autóctono de Australia, llamado Ophidascaris robertsi, que hasta ahora no se conocía como parásito humano. Estos gusanos son comunes en las pitones de alfombra.
Se supo que la mujer vive cerca de un hábitat de pitones alfombra y busca vegetación autóctona llamada warrigal greens (espinaca neozelandesa) para cocinar. Aunque no tuvo contacto directo con las serpientes, la hipótesis de los científicos es que consumió los huevos de la vegetación o de sus manos contaminadas.