Manel De Aguas tiene 24 años es fotógrafo y productor musical, nació en Barcelona y hace tres años se autopercibe como transespecie.
En diálogo con Infobae explicó qué es eso: “No me considero cien por ciento humano. Mi persona no coincide con el concepto biológico que se conoce”.
Por lo que se implantó en la cabeza dos aletas de silicona de 500 gramos, que él mismo diseñó, ya que desde pequeño siente una conexión especial con los peces.
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Este órgano está conectado a un microchip que le permite percibir, entre la piel y el hueso, vibraciones de sonido, la humedad, la presión y la temperatura.
Para lograr el implante tuvo que viajar a Japón y aseguró: “Tengo la zona de la piel resentida. Y me quito las aletas para dormir y bañarme. Estoy acostumbrado a que la gente me mire por la calle, pero la verdad es que no me afecta”.
Dice que siente un sonido vibratorio que viaja a través del hueso, “difícil de explicar si no lo vives. Y la satisfacción de haberlo hecho me enriquece como persona, me enriquece mi curiosidad. Es más como una experiencia poética que me conecta a la naturaleza, más que antes”.
Además, Manel también se define como cyborg, es decir un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos.
Asegura que su familia y amigos siempre lo apoyaron.