Cuando alguien sale a dar una vuelta en bicicleta o a caminar y no lleva anteojos de sol para cubrir sus ojos, cada tanto algún bichito suele causarnos problemas e impedirnos ver con normalidad. Sin embargo, es muy extraño que se metan en el oído, aunque existe la excepción al caso.
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Katie Holley, una joven de 29 años, oriunda de Florida, se despertó una noche con una sensación fría en su oreja izquierda. Inmediatamente fue al baño y comenzó a limpiarse con un hisopo: fue en ese momento cuando sintió que algo se movía y halló pequeños pedacitos de color marrón.
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Asustada porque no sabía de qué se trataba, le pidió a su marido que examinara para saber qué tenía. Allí descubrieron que se trataba de una cucaracha y que aún estaba viva. Rápidamente fueron al médico, quien extrajo más trozos del bicho y le dio antibióticos y gotas.
Pero la molestia seguía y ya la paciencia se le había terminado. La cucaracha se escondió en una zona más profunda del oído de Kate y eso lo complicó todo. Nueve días más tarde, volvió a emergencias y un otorrinolaringólogo sacó la cabeza, el torso superior, extremidades adicionales y las antenas.
Realmente vivió más de una semana espantada. Una pesadilla que jamás imaginó ser protagonista. Ahora, por suerte todo volvió a la normalidad, aunque sigue con miedo a que vuelva a ocurrir. “Creo que antes se me curará el oído que mi salud mental”, aseguró Katie Holley que duerme con tapones en sus orejas.