Un verdadero misterio existe detrás de la exótica etnia que desafía la genética. Se los conoce como los melanesios que habitan las islas Salomón, en el Pacífico Sur. Pero sólo el 10 por ciento, entre ellos niños, jóvenes y adultos, sorprenden por su aspecto.
Asombra y desvela. Combinan su piel negra con una cabellera bien dorada, que contrasta con el resto. Algo nunca antes visto entre los nativos de este lugar. Muchas teorías comenzaron a surgir. Una de ellas, aseguraba que esta transformación era por la colonización: comerciantes europeos tuvieron relaciones sexuales con las indígenas locales.
También se habla de una supuesta dieta, rica en pescado, y por la exposición a los potentes rayos solares de la zona. Pero un grupo de científicos se tomó el atrevimiento de investigar el fenómeno: participaron de la Universidad de Bristol, Reino Unido, y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.
En medio de un trabajo de campo en la isla, tomaron mechones de cabellos de 43 nativos rubios y de 42 morochos. Luego escupieron dentro de un tubo de ensayo para un análisis de ADN. Esta extraña combinación es única en el mundo y hay un sólo responsable: el gen TYRP1, que promueve proteína vinculada con tirosinasa, que influye en la pigmentación.