Los golpes que da la puerta producen un ruido espantoso. Parecen sacados de la banda de sonido de una buena película de terror. La escena es increíblemente lúgubre. Hay una peligrosa, húmeda y horrible escalera que lleva al expedicionario hacia un destino incierto.
A medida que baja, el guardia hace una crónica de lo que está sintiendo. Su corazón late a mil, la respiración le sale entrecortada. "Bueno ya son como las once de la noche. No sé qué está pasando pero lo quiero grabar ahora para que la gente me crea ¡Estoy podrido dios!, exclama mientras avanza decidido a enfrentar lo que sea.
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Cuando llega al depósito, la puerta golpea y golpea. Entra y nada. “Cómo mierda puede ser que no hay nada. Es la tercera vez que entro y no hay nada. Dios me quiero ir… me quiero ir”, dice.
¡Tremendo! Si te animás, miralo en este video: