Matthew Raison fue con su pareja y su hermana a vacacionar en la isla paradisíaca de Bali, ubicada en el sudeste asiático. Para terminar de relajarse y despedirse de lo que fue la gran estadía, aceptó el servicio de masajes en la habitación del hotel.
Pero el resultado no fue el que esperaba. A diferencia de las mujeres, que también aceptaron obtener ese pequeño mimo, Raison se llevó una desagradable sorpresa. Cuando llegó su turno, le ofrecieron el método del “dragón rojo” y sin titubear, se dejó llevar creyendo que se trataría de una oración.
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Jamás entendió lo que le habían preguntado y en ese momento, el masajista dio inicio al ritual llamado “Gua Sha”: le marcó con una moneda la espalda y el pecho. Supuestamente tenía un significado positivo, ya era para que el cuerpo libere toxinas, cansancio, lastimaduras y estimulaba a la circulación de la sangre.
De todas formas, nunca imaginó cómo le quedaría el cuerpo. Durante los masajes, no sintió ningún dolor. Pero cuando se miró al espejo, observó que estaba todo marcado, como si le hubieran pegado con un látigo. Afortunadamente, se le desaparecieron a los pocos días. Creer o reventar: le alivió un dolor que tenía en la espalda.