San Martín, Sarmiento, Mozart, Shaquile O’Neal y Napoleón Bonaparte son sólo algunos de los famosos que han admitido formar parte del mundo de las logias. “Hay masones en todas las instituciones. Seguramente en El Doce haya uno”, comentó Eduardo Cáceres González, uno de los miembros de la sede de Córdoba.
Pero si es tan común, ¿por qué se sabe tan poco de esta sociedad civil milenaria? En Seguimos en El Doce sus afiliados detallaron los motivos históricos que explican el hermetismo.
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Según aseguraron, en sus inicios fueron un grupo perseguido por gobiernos totalitarios por promover la democracia y libertad de pensamiento. Esto los llevó a ocultarse durante años y actuar en secreto.
También afirmaron que tiene que ver con el valor que le dan a la libertad individual. “Cualquier mason puede contar públicamente que forma parte, pero no puede señalar a otro miembro. Esa es una decisión personal de cada uno”, aclaró Eduardo Mas Valenzuela, otro de los integrantes.
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Al mismo tiempo indicaron que actualmente están haciendo un esfuerzo por abrirse cada vez más a la sociedad e incluso organizan reuniones públicas.
Tradiciones y rituales
Mas Valenzuela contó que una de sus principales actividades tiene que ver con ejercitar el debate y tratar de construir ideas a partir del consenso. En ese sentido, especificó que se rigen bajo los ideales de “libertad, igualdad y fraternidad” y que su lema es “ciencia, justicia y trabajo”.
En las reuniones oficiales, cada persona usa una vestimenta particular que indica su rango dentro de la institución y ocupa un asiento determinado según ese mimso criterio. Un detalle llamativo: normalmente suelen prender velas durante los encuentros pero jamás las apagan soplandolas “por una cuestión energética”.