Paisley Morrison-Johnson, tuvo que ser alimentada hasta los seis meses mediante un tubo porque nació con la lengua de un adulto. Tuvo que ser operada de urgencia porque corría riesgo de asfixia.
La pequeña tiene una enfermedad genética de sobrecrecimiento asociada con un elevado riesgo de tumor embriónico. Se trata del síndrome Beckwith Wiedemann, que afecta a uno de cada 11 mil nacimientos.
La beba no estaba recibiendo los nutrientes vitales para mantenerla con vida. Los médicos aseguraron que su lengua llegó a crecer más del doble del tamaño de su boca.
“Desde la recuperación, mi bebé puede por fin sonreír”, afirmó la madre de la niña, a quien le redujeron el órgano unos 15 centímetros.