Me quedé dormido porque estudio de noche, no funcionó el despertador, el tránsito fue fatal, tuve gripe sin fiebre, ¿qué…no había paro? Ninguna de estas excusas te salvarán de pagar una multa si vivís en Inglaterra y llegás fuera de horario al colegio.
De acuerdo a una ley, ahora aplicada por el ministerio de Educación, los padres de alumnos reiteradamente impuntuales deberán hurgar dentro del bolsillo. Pero no para sacar el tradicional reloj inglés con cadenita, sino para buscar en la billetera 60 libras esterlinas (unos 75 dólares).
El monto es por reincidencia y por día injustificado. Si la multa no se abona dentro del mes, la escuela puede iniciar acciones legales para cobrar.
Cuando un inglés dice nos encontramos a las “five o’ clock” significa que nos vemos a las cinco en punto, ni un minuto antes ni un minuto después. La misma expresión traducida al “argento” puede significar un encuentro a las cinco y cuarto, a las cinco y media o hasta un faltazo justificado en la frase: ¿era a las cinco de la mañana o de la tarde?
Lejos de ser un mito, la puntualidad inglesa es más que un valor. Se trata de una manera de vivir. Todo atraso es considerado como una falta de respeto.
Por eso extraña que muchas familias enteras decidan irse de vacaciones en época de clases. La actual medida y la sentencia judical de un caso conocido, que condenó a un padre a pagar 40 mil dólares por llevar a su hija a Disney Word, apuntan a la aplicación de una política educativa destinada a conservar las buenas costumbres.
Además de reducir el ausentismo, las autoridades británicas pretenden enseñar sobre puntualidad desde niño. En la página del gobierno puede leerse: "Debes proporcionar una educación a tiempo completo a tu hijo y podrías ser denunciado si no cumples con este requerimiento”.