Un caso insólito de amistad entre un hombre y un ave salvaje asombró a India. Todo comenzó cuando un cosechador de la aldea de Mandka llamado Mohammed Arif rescató a una grulla sarus. Tenía una pata herida y el hombre de 30 años la cuidó hasta que se recuperó.
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Sin embargo, una vez en óptimas condiciones de salud, el animal eligió quedarse con su "salvador" y desde ahí que mantiene un vínculo inédito. A donde va Arif, va también Bachcha, tal el nombre que le pusieron a la alada criatura.
A partir de ahí, hombre y ave comparten diferentes situaciones que van desde el viaje al trabajo hasta un almuerzo. “Mi trabajo me lleva a diferentes lugares y disfruto de las miradas que mi Bachcha y yo recibimos mientras viajamos 40 ó 50 kilómetros al día”, expresó en una entrevista.
El indio agregó que en invierno otras grullas sarus visitan a Bachcha y juegan juntas, pero cuando levantan vuelo hacia otros horizontes, su amiga plumuda se queda a su lado.
Lo que también llama la atención es que la grulla solo responde amistosamente a su amo. En más de un año lleva en el hogar de Mohammed, la esposa e hijos del cosechador no logran acercarse sentimental ni físicamente al especímen, que responde con picotazos ante una aproximación ajena a su dueño.
El comportamiento de Bachcha sorprendió a los expertos, que consideran su especie como una de las menos sociables y de carácter agresivo contra los intrusos que se acercan demasiado.