Colombofilia. A eso se dedica Darío Figueroa. Cría, cuida y entrena a palomas mensajeras. En su casa tiene 120 ejemplares y dedica su vida a hacerlas competir. Herencia de su padre, de quien aprendió todo en el palomar que tenían en la ciudad de Santa Fe.
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Son 35 años de pura pasión por las palomas y su entrenamiento. En Seguimos en El Doce, su historia. “Estas palomas exclusivamente son corredoras, quiere decir que son especialmente entrenadas y alimentadas para competir", explicó.
Las carreras consisten en llevar los animales de cada colombófilo a un punto particular y lanzar a todas las palomas al mismo tiempo. “Cada colombófilo se queda en su casa a esperarlas, solamente mandan a las palomas en un camión preparado para eso. Cada uno tiene un reloj comprobador para ir chequeando cada paloma que llega”, contó.
En ese sentido, recalcó: “Las palomas se mezclan únicamente cuando las largan todas juntas de carrera, pero después cada una busca su palomar”. Después de cada competencia necesitan tener un día de “estiramiento”, que consiste en que tengan un rato de vuelo libre. Según detalló Darío, en general “vuelven a la hora, hora y media” hasta que regresan.
Este tipo de animales pueden llegar a hacer distancias de hasta 1.200 kilómetros y se diferencian de las palomas comunes de plaza por su tamaño, plumaje y sentido de la orientación. Una pasión que se fue perdiendo con el tiempo, sin embargo, Darío comentó que actualmente en la ciudad de Córdoba hay entre 40 y 50 personas que se dedican a lo mismo que él hace.