Los episodios ocurrieron en la ciudad de Ishinomaki que quedó muy dañada después del terremoto de 9 grados que afectó Japón en 2011. La mayoría eran personas jóvenes que querían viajar a Mori un barrio desaparecido luego de la tragedia.
El sociólogo Yuka Kudo de la Tohoku Gakuin University estudió cien casos y contó la experiencia de estos trabajadores del volante que la mayoría no se asustaron por el extraño fenómeno.
Según este profesional el terremoto y el tsunami se llevó la vida de 16 mil personas y los lugares donde la gente ve los fantasmas son las zonas más afectadas. “Quizás una proyección mental del terror y las preocupaciones asociadas a estos lugares tenga que ver con esto.Tomará tiempo para que el estrés post traumático se manifieste en muchas personas en albergues temporales para los que nada ha cambiado desde el terremoto", expresó Kudo.