Los Yaifo son una comunidad completamente aislada del mundo tal como lo conocemos hoy. Viven en una remota zona de Papúa Nueva Guinea, en un territorio casi inaccesible rodeado de montañas y selva. Fueron descubiertos por el inglés Benedict Allen, un explorador inglés de 57 años.
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30 años después del primer contacto, Allen, padre de tres hijos, planificó el reencuentro con el objetivo de grabar un documental. Un helicóptero lo depositó en el área de los Yaifo, pero desde entonces no se sabe nada. La preocupación aumenta porque ya superó la fecha pactada para el regreso.
"Es horrible, pero no es la primera vez que pasa. Ya estuvo desaparecido durante tres meses cuando era joven, la vez que cruzó el Amazonas a pie", relató a The Guardian su hermana. En su sitio web, el explorador había advertido la incomunicación total a la que se iba a someter. "Ningún extranjero volvió a visitar a los Yaifo desde aquel periplo que hice como un hombre joven. Son las personas más remotas de su país y una de las últimas comunidades en todo el planeta sin contacto con nuestro mundo interconectado", escribió.
+ El mapa satelital de la zona:
Además, relató con anticipación su plan: "En octubre alquilaré un helicóptero para que me deje en Bisorio, una estación abandonada. Trataré de armar un pequeño grupo, como hice tantos años atrás, para meterme de lleno entre los Yaifo y su paraíso remoto. El objetivo es crear un relevamiento breve de sus vidas".
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Si bien Allen pidió que no se preocupen por "llamarme o mandarme mensajes" y aclaró que no llevaría "teléfono ni GPS", sus familiares están cada día un poco más desesperados. Pero los Yaifo, que practican la decapitación y despliegan bailes intimidatorios con arcos y flechas, no son la única amenaza: también temen por la presencia de narcotraficantes que manejan los movimientos en buena parte de Papúa Nueva Guinea.