¿Sin códigos? Una mujer presentía que algo no estaba funcionando bien con su pareja. Sospechaba que la engañaba, pero no tenía cómo comprobarlo. Hasta que su loro dijo una y otra vez las frases de la traición.
La mascota repetía lo que el hombre le decía en la intimidad a la mucama. Inmediatamente tomó cartas en el asunto: despidió a la empleada y dio por terminado el matrimonio.
Lo peor de todo es que en Kuwait, el país árabe donde ocurrió esta historia, el adulterio se castiga con prisión o trabajos forzados. Por eso aprovechó y presentó el testimonio de su loro para que sea tomado como prueba.
Sin embargo, su marido se salvó porque las autoridades consideraban que el ave podría haber escuchado la conversación en la televisión o en la radio.