La criatura fue el protagonista principal del viaje transoceánico de la empresa Lufthansa, con sólo tres años de edad. A los pocos minutos de despegar, desató todos sus caprichos y “tomó el mando” en la cabina.
Ante la sorpresa y el malestar de los otros viajeros, pisó los asientos y se colgó por todas partes. Hasta llegó a golpear el techo con sus manos.
Sin embargo, lo que más irritación provocó fueron sus agudos y perturbadores gritos.
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Las azafatas intentaron calmarlo ofreciéndoles el doble de la comida del resto de los viajeros, entretenimiento extra, acceso a wifi Premium, al que sólo acceden los pasajeros de primera clase, pero nada lo paró.
Uno de los pasajeros identificado como Shane Townley, un reconocido artista neoyorkino, filmó durante varios minutos los terribles momentos vividos allí adentro. Enojado con la experiencia, subió el video a Youtube y se quejó en la compañía que no pudo hacer mucho al respecto.
La pobre madre salió sin aliento. El resto la miró preguntándose cómo hace para vivir esa mujer. VIDEO.