Nunca imaginó que el tratamiento de belleza le causaría semejantes problemas en su salud e imagen. Amanda Coats, de 43 años, decidió tatuarse las cejas en una clínica especializada.
Sin embargo, el resultado es realmente alarmante. Después del procedimiento, despertó con su almohada llena de pedazos de piel y con la zona de las cejas irritada. Jamás pensó que le realizarían un trabajo espantoso.
Cuando se miró al espejo no podía creer lo que tenía frente a sus ojos. “Parecía como si se estuvieran comiendo mi piel. Se estaba desprendiendo. Me dolía mucho. Tenía los ojos hinchados”, aseguró la mujer en su relato a través de las redes sociales.
Desde la clínica se excusaron diciendo que el problema se pudo haber originado por una reacción alérgica de la tinta o por no haber seguido correctamente los consejos del médico.
“Estoy traumatizada y humillada, no puedo salir de mi casa”, explicó la australiana quien debió gastar más de 1.300 dólares para curarse después del tratamiento estético erróneo.