Apenas habían pasado un puñado de minutos desde la consagración de José “Maligno” Torres en los Juegos Olímpicos de París y barrio Escobar ya estaba revolucionado. La casa de papá Paco y de mamá Amy se convirtió en una improvisada sala de prensa momentos después de que su hijo se hiciera de la medalla dorada en la categoría BMX freestyle.
Noticiero Doce visitó el hogar de los Torres, en donde se encontró con un auténtico santuario del cordobés que consiguió la primera presea olímpica argentina en tierras francesas. Revolviendo entre bicis, cubiertas, cascos, trofeos y cacharros, el padre contó con leve nostalgia los inicios del deportista del momento.
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Paco recordó que los Torres llegaron a Córdoba desde Bolivia cuando Maligno y su hermano mellizo Francisco tenían 11 años. “A los 12 conocieron a los pioneros del deporte en el Parque de las Naciones. Fueron aprendiendo con bicis prestadas”, contó sobre los albores de la pasión del campeón olímpico.
A medida que José iba mutando en Maligno, llegó la decisión de enfocarse de lleno en el mundo del BMX. Viendo videos de YouTube de los referentes de la disciplina, el objetivo estaba claro: dejar todo para ubicarse en la élite de los deportes extremos.
“No caemos, no lo esperábamos. Ha hecho una estrategia muy brillante en su presentación. Imaginaba que iba a estar más relajado”, remarcó Paco, emocionado, aunque preocupado de no llevarse puesto ninguna de las decenas de cajas de zapatillas de Maligno repartidas por su habitación.
A la vez reveló que José venía de sufrir varios golpes de consideración. “Está saliendo de lesiones... en California, en los X Games, se pegó un palo tremendo. En Córdoba, ahora con el frío, se ha pegado un par de golpes”, reveló.
Madre cabulera
Cuando Maligno compite, la escena se repite: mamá Amy corre para un lado, la hermana Maggie para el otro, la tía también, por lo que Paco queda solo frente al tele. Esa postal se repitió en el oro olímpico de José.
“Yo me vuelvo loca. Yo estoy afuera cuando compite. No puedo verlo... se eleva un montón y tiene esos trucos, es una locura, esas cosas no las puedo ver. Lo único que hago es rezar”, aseguró la madre a Noticiero Doce.
“Hizo mucho esfuerzo, mucho sacrificio. La rutina que tiene: desayunar huevo duro, ir al gimnasio, entrenar, es muy comprometido, perseverante, profesional. Se lo merece”, agregó, y reveló que antes de la final por la medalla dorada su hijo le anticipó que se “guardaba truquitos” para la instancia definitiva.
Amy tiene un emprendimiento pastelero con su hija y confirmó en vivo que hará un sorteo por el triunfo de su hijo. La joya que se pondrá en juego seguramente será la torta de tres leches, una de las preferidas del Maligno.
Por último, la madre resumió el orgullo que generó la consagración de José: “Lo admiro un montón, lo he visto llorar muchas veces y nadie sabe eso. Hay muchos haters pero no les dio bola y siguió. Muchísimas gracias por la alegría. Sos una persona sumamente humilde y perseverante”.