Atenas de Río Cuarto está en el centro de la polémica luego de que la Lotería de Córdoba denunciara fraude por apuestas sospechosas del presidente del Albo, Federico Felippa, y allegados en contra del club en un partido ante Juventud Unida de San Luis. El encuentro, disputado el domingo 29 de septiembre, terminó 3 a 0 a favor de los puntanos, que finalmente se quedaron con la serie por una de las reválidas para ascender del Federal A.
Así, empleados de la entidad riocuartense se hicieron de una jugosa cantidad de dinero al apostar por una derrota. Entre los que había tenido un “pálpito” de un resultado adverso se encontraba el hijo del mencionado mandatario, quien recibió algo más de 4 millones de pesos que dio como premio ese resultado.
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No obstante, lo que más llamó la atención es que los apostadores “adivinaron” que iba a haber goles antes de los 30 minutos de juego y “acertaron” hasta el score definitivo. A partir de ahí, la Lotería concretó sus sospechas formalizando una denuncia en la Justicia. Esto sumado a que el volumen de apuestas en torno a este partido era mayor a lo común. Estaba claro: se había corrido la bola del arreglo y todos querían su parte.
En la misma línea, la investigación reveló que siete cuenta nuevas que habían sido creadas para apostar una cuantiosa suma en contra de Atenas eran todas de Río Cuarto, de acuerdo a Clarín.
El caso recayó en la Fiscalía de Cibercrimen, a cargo de Franco Pilnik, que identificó a los involucrados y procedió a allanar las propiedades de los dirigentes del Albo, en donde se secuestraron teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos, además de documentación de interés para la causa.
El partido de las sospechas
La historia de entrada venía torcida: días antes del partido entre Atenas y Juventud Unida, el DT del equipo riocuartense, Darío Bringas, renunció a su cargo y junto a él se fueron también otros nueve futbolistas del plantel. En lugar del entrenador asumió Juan Bazid, un “hombre de la casa”, quien se hizo cargo de los dos duelos ante el conjunto de San Luis.
En el cruce de ida se dieron circunstancias “extrañas”, por no decir evidentemente grotescas en contra del espíritu deportivo. El brasileño Uirá Márques se metió un gol en contra, hizo una mano alevosa para un penal que no fue cobrado y finalmente convirtió en su propio arco de una manera muy sospechosa.
Diez días después, el jugador rescindió su contrato y se marchó de Río Cuarto.