"No voy a permitir que el trabajo sucio de algunos empañe a los que hacen bien las cosas. Los que están corrompiendo al fútbol son una minoría, pero, al igual que en la sociedad, deben ser castigados duramente".
Con estas palabras, Joseph Blatter se refirió al escándalo que envuelve a la FIFA, en su discurso de apertura del congreso que, mañana, decidirá si es reelecto, o no, como número uno del fútbol mundial.
El suizo intentó alejarse de las acusaciones y quiso ubicarse como un aliado de la Justicia. "Muchos creen que yo soy el responsable", reconoció. "Los próximos meses no serán fáciles para FIFA, sé que llegarán más noticias malas", expresó el dirigente, de 79 años, que se mantienen en el cargo desde 1998.