Aquel lunes 25 de febrero de 2019 nunca será un día más en la vida de Carlos Bossio. Su esposa murió después de dar a luz a su beba y su vida se cayó a pedazos.
Pero como en el fútbol, Chiquito decidió no bajar los brazos y luchar incansablemente por él y por la felicidad su hija. Esa fuerza lo llevó a pisar una cancha nuevamente, ahora como entrenador de arqueros de Racing de Nueva Italia.
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Aunque sus planes eran ver crecer y acompañar en cada paso a su hija y comenzar el 2021 ligado de alguna manera al futbol, llegó un llamado antes de tiempo. Marcelo Misetich y la Tota Medina fueron claves para que Chiquito integrara el cuerpo técnico de la academia cordobesa. Él no dudó en aceptar y hoy transmite su experiencia y talento a los arqueros de Racing.
Su familia fue clave en ese “seguir adelante”. Su nueva pareja, sus padres, suegros y amigos lo ayudaron a pasar ese terrible momento y entender que esa personita es el motivo y el motor de su vida.
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Hoy con fuerzas renovadas y esperando el inicio del torneo, se lo vio de nuevo con esa sonrisa y humildad que lo caracteriza al lado de un campo de juego. “Lo que perdí no lo voy a recuperar, esto es un avanzar y quiero darle los valores que uno pretende a una hija”, aseguró convencido.
Su apodo Chiquito nada tiene que ver con el corazón de Carlos, que es un gigante de la vida. Su familia lo sabe y el mundo del fútbol sonríe al volver a tenerlo en una cancha.