El nombre Gustavo Abel Dezotti quizás no es de los más resonantes ni representativos del fútbol cordobés. Sucede que el nacido en Monte Buey se mudó a Rosario cuando tenía 12 años e inició su carrera como futbolista en Newell's. Por eso es que el "Galgo" -apodo impuesto por su velocidad- se asocia mucho más con el Parque de la Independencia que con la Plaza San Martín de su pueblo natal.
Sin embargo, vale la pena destacar la trayectoria de un tipo que fue campeón con la Lepra rosarina, comparte un récord negativo con el gran -de pie, por favor- Zinedine Zidane y tiene el orgullo de haber sido titular en la final del Mundial de Italia 90 contra Alemania.
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Inicios
De purrete, Gustavito despuntaba el vicio de correr atrás de una pelota en los torneos de verano de "baby fútbol" en su Monte Buey natal. No obstante, cuando atravesaba los inicios de la pubertad, se mudó a Rosario con su padre. Allí recaló en las prolíficas inferiores de Newell's Old Boys, donde le decían "cordobés". Sus comienzos lo ubicaron como un delantero por afuera, pero el tiempo lo ubicaría ocupando el centro del ataque, aunque él nunca se consideró un "asesino del área".
Ya afianzado en primera, el Galgo se metió en el corazón de la hinchada leprosa al integrar el histórico equipo del Piojo Yudica que salió campeón de la temporada 1987/88 con un plantel compuesto íntegramente de futbolistas salidos de la cantera. En total, con el Rojinegro hizo 40 goles en 206 partidos.
El Mundial
Sus buenas actuaciones en Newell's depositaron a Dezotti en el fútbol italiano, más precisamente en el Cremonese. En esa etapa, Carlos Salvador Bilardo posó su mirada en él en los meses previos a la Copa del Mundo de Italia 90. Lo convocaron a algunos amistosos, pero su lugar en el Mundial no estaba nada asegurado. El 22 de mayo de 1990, la vida del Galgo iba a cambiar.
Momentos antes de un partido con Israel en Tel Aviv, el Narigón le confirmó que lo iba a incluir en la nómina. Tal fue el entusiasmo del monteboyense que, tres días después, marcó el tanto de la Albiceleste en un empate 1 a 1 con Valencia en la ciudad homónima.
Con la emoción lógica de poder jugar un Mundial, el Galgo miraba a Maradona, Ruggeri y Burruchaga, algunos de los campeones del 86 -los que quedaban-, con la mirada embelesada, como un niño en una juguetería. "Era la ilusión de todo jugador, hacerlo en el Mundial es lo máximo. Compartirlo con los ídolos del 86 fue un lujo, algo extraordinario", expresó en una entrevista con Mitre.
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Dueño de una frondosa cabellera, Dezotti llegó a Italia con la certeza de que su papel iba a ser secundario. Con casi nula participación en la fase de grupos, disfrutó de un puñado de minutos en el tercer partido con Rumania, que fue empate 1 a 1. En la recordada y épica victoria en octavos ante Brasil, no ingresó pero recuerda con diversión el comportamiento de Bilardo. El Doctor imploraba a sus dirigidos "dársela a los de celeste y blanco" ante el avasallante dominio "brazuca".
Fue una inolvidable gesta en el estadio Delle Alpi de Turín, que presenció la genialidad del tobillo mutante de Maradona y la pericia del "Pájaro" Caniggia para poner el 1 a 0 definitivo.
En cuartos de final contra Yugoslavia volvió a entrar desde el banco de suplentes y protagonizó uno de los momentos más importantes de su carrera. Después de un 0 a 0 ante los balcánicos, convirtió el último penal argentino de la definición, que se destrabó con la enorme figura de Sergio Goycochea. "Yo estaba tranquilo. Ya había errado Diego, también Troglio. No me iban a echar la culpa a mí si llegaba a fallar", recordó al mencionado medio entre risas.
En semifinales ante Italia no tuvo minutos, pero un detalle le cambió la vida para siempre. La amonestación de Caniggia marginó al "Hijo del Viento" para la final ante Alemania, por lo que Gustavo ocupó su lugar, casi de rebote.
La final
El 8 de julio, Argentina se enfrentaba a Alemania en el encuentro definitorio en el Olímpico de Roma. Con la "9" en la espalda, Gustavo Dezotti fue de la partida. Esta designación se dio cuatro días antes, el mismo día en que el cordobés fue papá de una niña. Al enterarse de la buena noticia, Bilardo fue a su habitación, lo felicitó por su paternidad y le dijo: "Ahora a dormir que en cuatro días tenemos una final".
En cuanto al partido, las cosas no empezaron bien para el ex-Newell's. A los cinco minutos de partido, fue amonestado por adelantarse en la barrera de un tiro libre. "Todos se adelantaron, pero cobré yo", argumentó. Y para colmo, cuando finalizaba el partido y los germanos ganaban 1 a 0, una toma de lucha grecorromana con un rival le valió la expulsión.
De esta manera, se convirtió en el segundo jugador de la historia de los mundiales en ser expulsado en una final. ¿El primero? Su compañero Pedro Monzón, que 20 minutos antes había visto la roja.
16 años después, Zinedine Zidane le metía un cabezazo infernal al italiano Marco Materazzi en la final de Alemania 2006 y se iba de la cancha por orden de Horacio Elizondo. Así es que Dezotti y el genial francés comparten esta desgracia, que también es motivo de vergüenza del galo Marcel Desailly y del neerlandés John Heitinga.
La vuelta al pago
A diferencia de lo que sucedió con el subcampeonato de Brasil 2014, la Selección Argentina volvió al país y fue recibida con euforia por los hinchas. Por su parte, el Galgo regresó a su Monte Buey natal y protagonizó una caravana impresionante en la que se coreó su nombre con orgullo por su participación en Italia.
Sus años posteriores como futbolista los pasó en Lazio (Italia), León (México), Atlas (México) y Defensor Sporting (Uruguay).
Recientemente, Dezotti fue incorporado al cuerpo técnico de Gerardo Martino en la Selección de México. Amigo del "Tata" de la Lepra y conocedor del fútbol azteca, estuvo a cargo de estudiar los movimientos de Arabia Saudita, uno de los rivales del Tri en el Grupo C de Qatar 2022. Además, se verá las caras con una entonadísima Scaloneta en la misma zona.
Gustavo Dezotti, de jugar un Mundial con Argentina a tener que enfrentarla. Las vueltas de la vida...
Cordobeses Mundiales es una sección de ElDoce.tv para contar las historias de nuestros futbolistas en las Copas del Mundo. Esta es la tercera entrega... ¡y se vienen muchas más!