Un futbolista mexicano jugaba un partido amateur en la liga de Ventura, California, y recibió un brutal rodillazo en la boca que lo dejó inconsciente. El accidente ocurrió el 26 de enero de 2014.
Cuatro días después, Luis Loza despertó del coma y allí se enteró que estuvo a punto de perder su vida. Pero no fue por lo único que tuvo que lamentar: se quedó con varios dientes menos tras quebrarse la mandíbula y con una deuda de 105 mil dólares.

Para participar del torneo tenía que abonar un seguro de vida. Pero nunca supo que estaba pagando el mínimo: 28 dólares. Ese paquete solo le cubría lesiones con un tope de hasta cinco mil dólares.
Hoy carga con esa enorme deuda del hospital, porque lo del seguro sirvió para pagar el servicio de los bomberos y la ambulancia. “Mi vida ha cambiado mucho porque ya no puedo sonreír como antes, no salgo a muchos lados, no puedo comer en público, me da vergüenza, sólo voy del trabajo a mi casa”, confesó a Univisión.