El fútbol argentino volvió a quedar marcado por la violencia. La suspensión del partido entre Gimnasia-Boca por los violentos incidentes que se produjeron afuera del estadio sigue dando que hablar. La noche del jueves fue trágica: murió un hincha, hubo corridas, balas de goma y decenas de heridos.
El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, reconoció errores en el accionar policial y ordenó apartar al jefe policial que estuvo a cargo del operativo “porque no fue capaz de brindar seguridad a quienes asistieron”.
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Además, solicitó poner a disposición de la Justicia todos los elementos para determinar las responsabilidades: “Seremos estrictos con las sanciones de quienes no hayan cumplido su deber".
"Mientras la Justicia investiga si las condiciones de ingreso al estadio pudieron estar alteradas por una sobreventa de entradas, es evidente que el operativo realizado no fue capaz de brindar seguridad a quienes asistieron", señaló Kicillof en un comunicado.
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Por su parte, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, confirmó que el policía que disparó contra un camarógrafo de TyC ya fue removido de la fuerza. Aseguró que su renuncia “está todos los días a disposición del gobernador”. Aunque esta vez no se consideró responsable de lo que pasó.
"Soy el ministro de Seguridad, pero hay responsables que tenían la función de llevar adelante este operativo y no lo resolvieron bien. Yo no me considero responsable de lo que pasó. No estuve a cargo del operativo de seguridad. Para eso hay toda una cadena de mando", recalcó.
Dramáticos relatos de los jugadores del Lobo
El futbolista Leonardo Morales contó que su hijo de dos años y seis meses "no podía respirar" por los gases lacrimógenos. "Cuando llegué al vestuario me quebré al verlo tan mal, me dolió", lamentó.
Aún en shock, contó cómo vivieron esas horas violentas: "Se estaba desarrollando con total normalidad y de golpe se empezó a venir el gas pimienta. Primero vimos a ellos que salieron despedidos, después los nuestros, gente que empezó a correr y no entendíamos nada. Una desesperación total".
Por su parte, el delantero Franco Soldano también expresó su angustia porque en la platea estaba su esposa embarazada de nueve meses y su hermana que por primera vez iba a la cancha con su hija de cuatro meses.
“Traté de comunicarme por celular y fue imposible. Salí corriendo en contra de toda la gente que trababa de salir desesperada. Se te pasan tantas cosas por la cabeza que lo deportivo queda atrás”, agregó el delantero Soldano.
Además, reflexionó sobre la violencia en el fútbol argentino: “Noche triste porque te replanteás muchas cosas. Después nos quejamos de que el jugador quiere irse afuera. Lo económico, pero hay cosas mucho más importantes. Pasa por la vida, la familia. Se empiezan a replantear muchas cosas”.