No entró al libro de los récords, pero se ganó un lugar importante dentro del deporte por un gesto noble. El fallo a propósito de una conversión le privó a un joven basquetbolista de ser el máximo goleador histórico de tiros libres consecutivos pero, a la vez, le hizo alcanzar la gloria como ser humano.
Jordan Bohannon, base de los Iowa Hawkeyes, erró intencionalmente la conversión seguida número 35, privándose de inscribir su nombre como mejor registro. Con la oportunidad en sus manos, no quiso arrebatarle la marca a Chris Street, quien falleció en un accidente automovilístico en 1993.
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A los 2:15 minutos del segundo cuarto del encuentro contra Northwestern, el universitario tuvo un tiro libre a disposición. Pero arrojó el balón desde la línea, ubicada a 4,60 metros del tablero, para que rebote y no entre en el aro. Los papás de Street se conmovieron desde la tribuna. Mirá el emocionante momento.
"Ése no es mi récord. Ese registro merece quedarse en su nombre", aseguró Bohannon al terminar victorioso el partido. Después de fundirse en un abrazo con la familia del difunto, se retiró feliz porque, como el dijo, "la vida es mucho más grande que el baloncesto".