“Festejar con miles en Patio Olmos o festejar solo en casa, la felicidad de ser pirata hoy es inexplicable”. Jimmy no es un cordobés cualquiera. Es un “yanqui pirata”, que se cree cordobés, socio e hincha de Belgrano que vive en Arizona, Estados Unidos.
Cuando terminó la escuela, pasó dos años en Córdoba y se enamoró de todo: “Ahí empezó todo ese amor por Belgrano”. “Soy miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de la Iglesia Mormona. Era misionero en esa época y tenés que estar dispuesto a viajar a cualquier parte del mundo y aprender el idioma”, explicó en Seguimos en El Doce.
Por casualidad o simplemente porque Dios lo quiso, a Jimmy, el destino lo trajo a nuestra ciudad y su vida cambió para siempre. “Gracias a Dios me tocó Córdoba. Estoy seguro que Dios existe porque sabía que tenía el corazón cordobés”, comentó entre risas. La gente, la cultura, el fútbol y sobre todo Belgrano lo conectaron con lo más profundo del folklore argentino.
“Cuando volví a mi país dije que no quería perder esa conexión. Tenía que seguir siendo hincha”, relató. Ahora, su esposa y tres hijos son socios del Pirata, aunque confiesa que solo pudo ir a la cancha tan solo dos veces: “Siempre digo que futbolísticamente nací en Argentina. En cuanto al fútbol, soy argentino y cordobés”.
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Como todo buen hincha del Celeste, el partido del ascenso contra Brown de Adrogué fue alegría, pero también tensión y sufrimiento: “Cuando íbamos 2 a 1 pensé que no se nos iba a dar. Por eso la alegría ahora es más grande”.
“Mi esposa e hijos no entienden la pasión, no pude dejar de cantar”, cerró con una sonrisa.