Agustín y Valeria tuvieron que sortear una verdadera odisea. La pareja estuvo a punto de perderse su viaje a Qatar y la oportunidad única de vivir el que probablemente sea el último Mundial de Lionel Messi.
Desde marzo la pareja tenía todo previsto para visitar Doha con su hijita recién nacida, Sol. Una de las primeras cosas que hicieron fue sacar los aéreos, por los que pagaron 300 mil pesos por cada uno. Según su cronograma, harán escala en Etiopía y pasarán tres días en El Cairo.
Justamente este último destino es el que les ocasionó los problemas. Egipto exige a los visitantes que visitan durante más de 24 horas su país un certificado de vacunación contra la gripe amarilla.
La pareja estaba al tanto de esta situación por lo que hacía meses que se habían puesto las inyecciones. Pero esto no los salvó de los problemas: “Cuando llegamos a Ezeiza e hicimos la fila para realizar el check in nos pidieron el certificado de vacunación contra la fiebre amarilla. Lo querían físico. Nosotros lo teníamos digital, pero no el papel”, relató Agustín a TN.
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El problema era aún más serio. Después de presentarlo en la Embajada del país afrincano, perdieron la copia física, por lo que no tenían posibilidades de conseguirlo. Eran las 17.30 y tenían hasta 21.45 para encontrar una solución. Probaron varias hasta dar en la tecla.
Primero, quisieron comunicarse con la agencia que les gestionó los pasajes. Pero no pudieron dar con nadie en la oficina porque ya había pasado el horario de atención al cliente.
Después pensaron en comprar un nuevo pasaje de El Cairo a Doha. “Se me ocurrió llamar a un amigo que tiene una agencia de viajes para emitir dos aéreos de El Cairo a Doha. Buscamos hacerles creer que desistimos de Egipto e íbamos derecho a Qatar. Pero nos dijeron que las valijas terminarían allí, entonces el plan no iba a funcionar”, agregó el viajero.
La solución llegó de la manera más insólita. Al enterarse de lo que estaba pasando el papá de Agustín decidió hacer una copia del archivo digital en una imprenta de su hermano.
“El vuelo estaba cerrado y nosotros peleándonos para que nos aceptaran este certificado. Hasta que lo logramos. No llegábamos a ir a un vacunatorio ni tampoco podíamos reprogramarlo, porque de eso se tenía que encargar la agencia de viajes. Y si no volábamos, perdíamos la reserva y la chance de ir al Mundial”, concluyó Agustín.