Porque te quiero, te aporreo. Este podría ser el corolario de una historia de amor que empezó a los golpes. Dos mujeres que lucharon hace 25 años en la máxima competencia del deporte mundial, hoy están casadas.
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Todo comenzó cuando la judoca Miriam Blasco se transformó en la primera mujer española en ganar una medalla de oro. En la final de la categoría hasta 56 kilos, en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, ante la mirada del público de su tierra natal y los aplausos del Rey Juan Carlos venció a la aguerrida británica Nicola Faribrother.
Para colgarse la presea dorada del cuello, Blasco debió ganarle antes a competidoras de Corea del Sur, Japón y Cuba. En la final debió enfrentarse a su futura esposa.
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La española siempre dominó la pelea. Fairbrother intentó revertir el resultado con una maniobra a pocos segundos de terminar, pero no lo logró. La emoción de una y la desazón de la otra de aquel momento, con el tiempo, se transformaron en un sentimiento que uniría sus vidas. Pero aún no lo sabían. Mirá cómo fue la final del 92:
Miriam se casó, tuvo hijos con su marido y se hizo política. Cuando llegó a ser legisladora, en el 2005, votó en contra de la autorización de contraer matrimonio a las personas gay.
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Las vueltas de vida quisieron que, años más tarde, se beneficie con la ley a la que se opuso y pueda dar el ¡sí quiero! a la rival de aquella histórica final. Para darle más condimento a las ironías del destino, la ex campeona hoy lleva un anillo de casada de plata, cuando el que usa la derrotada es de oro.