Gabriel Raies, uno de los máximos referentes del automovilismo nacional, pasó por el programa "Mi Otro Yo" (viernes- 21hs-Canal C) y dejó anécdotas de situaciones simples, que lo bajan de ese podio al que tantas veces se subió, fruto de su esfuerzo y sus triunfos.
Adquirió popularidad en la disciplina del motor en Argentina. Obtuvo 18 títulos en distintas categorías de nivel nacional e internacional, siendo la mayoría de estos en la disciplina rally. Es más, fue uno de los principales impulsores del Campeonato Argentino de Rally (luego denominado Rally Argentino) del cual fue vencedor con 16 títulos.
El “gordo” Raies, como siempre lo llamaron (aunque dice que no le molesta que lo sigan llamando así) ha cambiado radicalmente su figura a partir de que bajó considerablemente de peso. "Pesaba 153 kilos y los bajé haciendo solo régimen, porque ya no entraba en los autos y me molestaba mucho a la hora de correr”, indicó.
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Hoy, quien hacía delirar con sus maniobras casi de película y su mano saludando por la ventana del auto, dice que nunca se va a alejar del automovilismo. Sigue acompañando a una camada de grandes corredores que se inició con su padre y continuó con sus hermanos, sus hijos y los hijos del corazón (como a él le gusta llamarlos). “Mi papá y yo siempre fuimos íntimos amigos, siempre me acompañó en todo mi camino en esta carrera del automovilismo”, señaló emocionado.
Recuerda con nostalgia los viejos tiempos: "Hoy hay demasiada tecnología para mi gusto. Actualmente con el profesionalismo que hay se perdió el ritual del taller”.
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Vive y vivió su vida intensamente. La adrenalina estuvo siempre muy presente en sus carreras. Pero reconoce que en algunas tuvo temor: “Manejar una lancha, fue lo que más miedo me generó. Y como no sé nadar, un helicóptero me siguió durante todo el recorrido”.
Pese a ello sigue eligiendo el riesgo: "No me gusta el simulador, porque si te chocás no te duelen los huesos".
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Cuando le consulté sobre sus culpas o sus materias pendientes, me dijo con firmeza: “Desde el primer día supe que iba a ser corredor de auto, pero me arrepiento de no haber estudiado inglés”.
Hoy reparte su vida entre la función pública (Agencia Córdoba Turismo), la mano que le da a los que vienen abajo remando para ser grandes como él y su vida en familia. "No voy solo a ningún lado, amo regresar a mi casa”, reconoció.