Más peligroso que un mono con cassette. El Mono, actual ayudante técnico del Atlético de Madrid, fue capaz de sacar una pelota al ángulo, comerse un gol de media cancha y también decir cosas que nadie espera.

Como siempre, Germán Burgos toma riesgos. Antes, salía a metros del arco, paraba la pelota con la "pose de Dios" o la intentaba dormir con el pecho en un tiro libre. Ahora habla como jugaba: hace declaraciones que pueden no ser políticamente correctas, para que lo aplaudan o para que lo insulten.
Con la verborragia llena de colores como los buzos que usaba en el fútbol, el socio del "Cholo" Simeone en el equipo colchonero se despachó con dichos fuera de lo común al diario El Mundo.

Empezó con el relato de su cronología deportiva. Dijo que cuando era chico jugaba a la pelota con bollitos de papel o las medias de su madre. También contó que se definió como "gallina" porque los amigos del potrero donde jugaba no eran de River. Les dejó claro a los gorditos dueños de la redonda que él era Fillol, no Gatti.
Siguió con su adolescencia. A los quince años, como la madre no quería que partiera tan joven desde Mar Del Plata para debutar en Ferro, desistió de viajar y jugar en Primera. Pero no fue una renuncia gratuita: le pidió a la creadora de su vida y actual negadora de sueños que debía llorar durante los próximos doce meses. Porque al año siguiente, el joven guardametas iba a estar estrenando guantes en Caballito.

No fue al único progenitor que enfrentó. El padre de Germán osó hacer un comentario cuando escuchaban las condiciones para firmar el primer contrato profesional. "No es necesario que le den un departamento de tres ambientes", le dijo con firmeza Burgos padre al presidente del club. A Burgos hijo le dio un ataque de bronca.
Conclusión: a papá, la boca suelta le daría dolores desde la lengua hasta la cintura. Pues debió dormir en el incómodo sillón del living cada vez que visitaba al futbolista.

Cuando le preguntaron desde cuándo conoce a Simeone, respondió con mucha tornada argenta: "Yo creo que desde toda la vida. Estuvimos ocho años comiendo así como estoy comiendo con vos, juntos. En el Atlético de Madrid. Y de entrenador. Yo levanto la vista y ya sé lo que va a decir, por qué está preocupado. Y él conmigo igual. Es una simbiosis importante".
Es el "mono" quien equilibra al hombre. Germán dice las verdades para que Diego Pablo no tenga dudas. Entre algunas, asegura que Burgos y Simeone son como Robert De Niro y Joe Pesci. Se complementan. Si el asistente de campo es el "número dos", entonces, entre todos los "números dos", él es el "número uno".

Mostrando una personalidad multifacética, aseguró que cree en los marcianos y que tiene una visión particular en el sexo. Así respondió Burgos al periodista del medio europeo:
- De no haber sido futbolista, ¿a ti que te habría gustado ser?
- De no haber sido futbolista a mí me habría gustado ser mujer de futbolista
- Hay algo que hagas especialmente bien?
- El amor [risas]. Y eso ponelo por favor....