El sábado amaneció gris, frío e inestable en Córdoba. Pero por un ratito el sol brilló y el día se transformó en uno muy especial: esta mañana, el complejo social y deportivo La Agustina tuvo una visita muy especial.
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Paulo Dybala volvió al predio que lo vio crecer en Instituto, aquel lugar que lo cuidó y albergó cuando estaba en las inferiores. Después de cuatro años, regresó a sus tierras y vivió un momento magnífico, donde las emociones se sintieron a flor de piel.
Terminó el Mundial de Rusia para la Selección Argentina y la Joya aprovechó su paso por Córdoba –está de vacaciones- y no dudó en acercarse el complejo ubicado en barrio Jorge Newbery, para saludar a Darío Franco, el técnico que lo hizo debutar: se unieron en un gran abrazo y recorrieron juntos las instalaciones.
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También dio una vuelta por la pensión, dialogó con el cuerpo técnico, los directivos de La Gloria y el plantel que estaba entrenando. Pero eso no fue todo, porque se dio el gusto de volver al pasado y vistió los colores que tanto lleva en su corazón: se puso los botines y se sumó a la práctica.
“Es un lugar que me trae muchos recuerdos, donde crecí y aprendí mucho. Está lleno de buenas energías y eso es algo muy lindo”, aseguró el cordobés de Laguna Larga. “Contento de formar parte de la historia de este club (cumple 100 años), con tanta buena gente y una hinchada increíble”, concluyó.