A mi juicio es menos inteligente que su maestro y, aunque pertenecen a la misma rama ideológica, es más sectario y claramente menos creativo. Respecto al juego del fútbol, Bielsa ataca y Sampaoli ataca con miedo. Una impresión que corroboré apenas unos meses después de que se hiciera cargo de la Selección. Empezó con ínfulas, con bríos, a lo Bielsa. Separó a varios viejos y refrescó con los Dybala, los Icardi, los Rigoni, pero duró poco.
Nombre más, nombre menos, los jugadores que van al Mundial son los mismos de siempre, frutos de las marchas y contramarchas de un técnico que parece que se anima primero y se acobarda enseguida.
La lógica indica que nunca debió aceptar un partido en Jerusalén.
Lo del Papa y el amistoso con Israel llevan el sello de su era. Al Vaticano le dijeron que iban, que no iban, que de mil amores, que de ninguna manera, hasta que ayer le hicieron anunciar que la reunión estaba acordada y una hora después tuvieron que anularla.
Lo de Israel directamente es un papelón histórico. La lógica indica que nunca debió aceptar un partido en Jerusalén, donde la reciente mudanza de la embajada norteamericana causó furiosas protestas que terminaron con 58 manifestantes palestinos muertos y casi tres mil heridos. Vaya uno a saber si por intervención del gobierno o por desconocimiento propio Argentina aceptó jugar.
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Desde el minuto posterior a la aceptación empezaron a escucharse voces críticas en la comunidad palestina que ni Sampaoli, ni Tapia, ni Messi parecieron escuchar. Lo hicieron recién el fin de semana cuando el presidente de la AFA Palestina presidió la quema de una bandera argentina y amenazó con quemar camisetas de Messi si jugaban en Jerusalén. Hasta que ayer un grupo de unos treinta españoles pro palestinos llegaron al predio donde entrena la Selección en Barcelona y, megáfono mediante, les hicieron saber que mancharían las camisetas con sangre si el partido se hacía.
En un solo día quedamos mal con el Papa, con los palestinos y con los israelíes.
Sea porque los jugadores se asustaron, o porque medió un nuevo llamado del gobierno, esta vez para suspender, la lógica sampaoliana de cambiar el caballo en el medio del río volvió a imponerse. Mandaron a decir que no habría partido ni en Jerusalén ni en Haifa ni en Tel Aviv.
A esta hora aún no se sabe qué va a pasar, pero han intervenido los gobiernos de ambos países, en el medio de duras críticas de dirigentes israelíes hacia el incumplimiento del contrato por parte de los nuestros, que ya habían cobrado más de dos millones de dólares para arrepentirse de jugar.
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En un solo día quedamos mal con el Papa, con los palestinos y con los israelíes. Nos manifestamos ignorantes de lo que ocurre en el mundo y luego incumplidores de la palabra empeñada.
Nada raro. Todo lo actuado está inscripto en nuestro ADN. Quizás ese sea el motivo por el cual Jorge Sampaoli es el técnico de la selección nacional.
Esta columna fue publicada en el programa Córdoba al Cuadrado de Radio Suquía – FM 96.5 – Córdoba – Argentina.