Pasaron seis meses de la muerte de Emiliano Sala, el futbolista argentino que perdió la vida en un accidente aéreo cuando volaba desde Francia con destino a País de Gales para sumarse al equipo del Cardiff City de la Premier League. El cuerpo del joven fue rescatado dos semanas después de aquel trágico 21 de enero, entre los restos del avión que apareció en el fondo del Canal de la Mancha.
Desde entonces, la Air Accidents Investigation Branch (AAIB) con sede en Reino Unido inició una investigación para conocer los detalles de su muerte y 205 días más tarde un nuevo informe dio un giro inesperado a la causa. Los resultados toxicológicos en la sangre del joven de 28 años arrojaron que “tenía un alto nivel de saturación de monóxido de carbono”.
"Los resultados de la prueba de toxicología en la sangre del pasajero mostraron una carboxihemoglobina (COHb), con un nivel de saturación del 58%. COHb es el producto combinado de monóxido de carbono (CO) con hemoglobina, la molécula de proteína transportadora de oxígeno contenida en los glóbulos rojos", se puede leer en el expediente, en el que también aclaran que los niveles son “potencialmente mortales”.
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Esto significa que Sala podría haberse desvanecido tras la intoxicación, al igual que el piloto David Ibboston –nunca fue hallado en el Canal de la Mancha-. Ante estas circunstancias, investigarán si la intoxicación fue determinante en la caída del avión. “La exposición al monóxido de carbono puede generar daño en el cerebro, corazón y el sistema nervioso”, indicaron.
Además, AAIB apuntan a las posibilidades de una falla en la aeronave, por lo que se pondrán en contacto con los fabricantes del Piper PA-46 Malibu para conocer si “un mal sellado en la cabina, fugas en la calefacción o fallas en el sistema de ventilación pueden proporcionar vías para que el monóxido de carbono ingrese a la cabina”.