Si hubiera sido una competencia real, seguramente algún médico todavía estaría tratando de quitar un colmillo de la pierna de un competidor. Este dato parece ser suficiente para deducir que fue Michael Phelps quien debió mirar desde atrás cómo el adversario cruzaba la línea de meta.
La prueba fue organizada por Discovery Channel y se podrá ver desde este fin de semana en Latinoamérica. Consistió en el armado de un carril en aguas abiertas para que el ganador de 28 medallas olímpicas trate de superar el tiempo que, estimaron, hace un tiburón blanco en 100 metros.
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El concurso había generado grandes expectativas a nivel mundial. En dos carriles separados con vidrios, alimentar al depredador antes de la carrera o traje de baño con repelentes fueron algunas de las más variadas ocurrencias de la gente sobre cómo se iba a garantizar la salud e integridad de la leyenda de Baltimore.
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Pero, dentro de la hipótesis posibles, poco pensaron que la prueba iba a ser corrida en solitario por el nadador estadounidense. Posteriormente se le introdujo digitalmente la imagen de un tiburón dentro de la filmación para darle "realismo".
Aún sin peligros, Phelps debía nadar 100 metros en menos 36.1 segundos para ganarle al depredador virtual y seguir siendo insuperable. Para hacerlo más parejo, técnicos agregaron una aleta especial en el cuerpo del deportista. Sin embargo, la aplicación no fue suficiente, pues su tiempo se excedió por dos segundos (hizo 38.1).
No fue cena de algún pez voraz; tampoco el ganador.
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Los 13 grados centígrados parecen haber condicionado la competencia. "Lo más complicado para mí fue mantener la temperatura corporal con el agua a 12 grados", contó Phelps en el programa "Shark week” de Discovery. Agregando que, aunque no le gustan las medallas de plata, esta vez va "a aceptar una de un gran tiburón blanco".