El fervor popular por la consagración de la Selección Argentina en el Mundial de Qatar no tiene freno. Dentro de ese contexto de algarabía albiceleste hay espacio para pequeñas historias de satisfacción y orgullo por el histórico logro conseguido.
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Una de esas historias es la de Santos Turza, emblemático reclutador de Instituto, que descubrió a Paulo Dybala cuando tenía ocho años y que posibilitó la llegada de la Joya a La Agustina, el predio de inferiores de la Gloria.
En diálogo con Telenoche, el cazador de talentos expresó su orgullo por la actuación del delantero de la Roma en la final. "Quería que hiciera el penal porque si no lo hacía, lo mataban. Bien o mal pateado, nervioso o tranquilo, fue gol, que es lo importante", afirmó.
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Una Joya de recuerdo
Con respecto a la llegada de Dybala a Instituto, Turza rememoró: "Fue en un encuentro de inferiores con los clubes de Laguna Larga. Lo vi a los ocho años y lo traje a los diez. Lo vi 15 minutos y le dije que me lo 'separaran' porque era diferente".
Después reveló que entre ese lapso de dos años, entre los ocho y los diez, "tenía controlado" el destino de la Joya para que "nadie se lo robara" porque recién a los diez años podía firmar con el club de Alta Córdoba.
"A los 11 empezó a jugar, nunca tuve ninguna duda de que iba a llegar", agregó y recordó también el salto de sexta división de AFA al plantel principal, que en ese momento era dirigido por Darío Franco.
Por último, dejó en claro el gran orgullo que le dio ver a Dybala campeón del mundo. "Es un orgullo inmenso y una alegría gigante por él, por Messi y por el pueblo argentino", sentenció.