A los 38 años, la italiana Lara Lugli decidió encarar un proyecto de familia y tener un hijo. Sin embargo, nunca pensó en los problemas que le traería en su carrera deportiva.
Cuando confirmó su embarazo, la jugadora se lo informó a su club, el Pordenone, ubicado al norte de Italia. Pero ni bien hizo oficial la buena noticia fue despedida de la institución.
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El club, que milita en la segunda división de Italia, aseguró que el contrato incluía una cláusula que indicaba que el mismo expiraba en caso de un “embarazo comprobado”.
La jugadora aceptó el despido pero intimó al club a que le pagara el salario hasta el último día en el que había jugado. Sin embargo, eso nunca sucedió.
Dos meses más tarde, Lara Lugli sufrió un aborto espontáneo y no pudo volver a incorporarse al club donde jugaba.
El hecho ocurrió en el año 2019 pero tomó trascendencia en los últimos días cuando el club demandó a la jugadora ante la Justicia.
El Pordenone denunció a la jugadora por daños y perjuicios asegurando que al momento de firmar el contrato debería haber informado su “posible deseo de quedar embarazada”.
En la demanda, el Pordenone reclama una indemnización por “haber violado la buena fe contractual” al quedar embarazada, y culpa a Lugli porque tras su marcha el equipo “se fue a porque en el campeonato”.
Esta semana la jugadora hizo pública su situación en redes sociales y su caso generó gran polémica en todo el país. La Asociación Nacional de las Atletas (ASSIST) y el Comité Olímpico Nacional de Italia (CONI) se solidarizaron con Lugli y pidieron la intervención del gobierno.