Sergio Romero hizo declaraciones públicas, a una semana del debut de Argentina en el Mundial, y rompió el silencio luego de la lesión que lo sacó del arco de la Selección.
En Barcelona, donde se está recuperando luego de haber sido operado, Romero aseguró que “sabía que iba a jugar” y agregó con respecto a Sampaoli: “Yo respeto las decisiones. Soy respetuoso y pongo el respeto por delante. Cuando me dijo: 'Te voy a tener que desafectar'. Ningún problema. No me enojé. No lo mandé a la mierda, nada”.
"Le dije a Jorge que me podía recuperar en dos o tres semanas, pero era una decisión de él esperar la evolución. Le dije que no tenía roto", explicó el arquero de 31 años. "Le aseguré que en 10 días iba a estar, que ante Islandia iba a poder estar a disposición. Pero los tiempos de ellos fueron otros, querían a una persona que entrene todos los días y me desafectaron a las cuatro horas de la primera charla".
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Además, Chiquito aclaró cómo fue la lesión que le impidió jugar su tercera copa: “Es una lesión viejísima. Empezó en 2004 cuando me operaron en Racing a los 17 años. Quedó un fragmento de cartílago suelto en la rodilla y se había alojado en la parte posterior. Pero el golpe que sentí ante España fue fuertísimo y desestabilizó la rodilla. Y cuando di un pase con la Selección con la cara interna sentí un crack. Pensé que se había roto. Pero no, el fragmento se alojó adelante y el pedacito se metía en la articulación y me trababa la rodilla”.
Más allá de las especulaciones con respecto al tiempo de recuperación, el arquero aclaró que era inevitable pasar por el quirófano: “Sí o sí había que ir a cirugía porque se podía alojar en cualquier lado o volver a meterse en la articulación y no me iba a dejar caminar. La decisión estaba tomada. No necesitaba ni que los médicos me lo dijeran: se tomó la decisión correcta que era decirle al médico lo que necesitaba hacerme en la rodilla”.