Tiger Woods fue arrestado luego de que la Policía lo encontrara dormido al volante de su lujoso Mercedes Benz negro, el lunes pasado alrededor de las 2 de la madrugada en Júpiter, al sur de Florida. La detención se produjo bajo la sospecha de que se encontraba bajo el efecto de sustancias tóxicas, alcohol y marihuana.
Pero la realidad, de acuerdo a un informe al que tuvo acceso el diario Palm Beach Post, es que los dos test de alcoholemia que le practicaron dieron negativos, a pesar de que el golfista estaba ido.
"La policía tuvo que despertar a Woods, que estaba en el asiento del conductor. El coche estaba en funcionamiento, las luces de freno estaban encendidas, y la señal de giro a la derecha estaba parpadeando. Apenas podía mantener los ojos abiertos. Le dijo a la Policía que venía de un evento de golf en Los Ángeles. Sin embargo, cambió varias veces su historia sobre dónde venía y a dónde iba", informó el medio local.
La Policía había explicado que Woods hablaba muy lento y confuso y que se lo veía "débil, somnoliento y no podía caminar solo", de acuerdo a la información a la que accedió el medio. Además, aseguraron que no podía caminar en línea recta mientras le realizaban las pruebas de sobriedad.
Toda esta información refuerza la versión que dio el ganador de 14 torneos de Gran Slam y de 79 títulos en el PGA Tour: en un comunicado, el ex número uno del mundo explicó que el incidente se debió a una mala reacción a medicamentos recetados.
+ MIRÁ MÁS: Filtraron un topless íntimo de la golfista más sexy del mundo
"Quiero que el público sepa que el alcohol no estuvo involucrado. Lo que ocurrió fue una reacción inesperada a los medicamentos recetados. No me di cuenta de que la mezcla de medicamentos me había afectado tan fuertemente", expresó. Hay que recordar que en abril, Woods se sometió a una cuarta intervención quirúrgica de espalda para aliviar los terribles dolores que padece.